> Historia

 DAVID BLÁZQUEZ LEÓN, DIRECTOR DEL CENTRO TERAPÉUTICO Y ESCUELA DE REIKI

«Sanar es un proceso que lleva su tiempo. Gracias al Reiki cada día estoy mejor»

 > CON PERMISO, ESTA ES MI HISTORIA

👶Comencemos por el principio. Me llamo David Blázquez León y nací en Madrid, en el popular barrio de Aluche, donde actualmente vivo. Uno siempre vuelve al origen. Al poco tiempo mis padres se mudaron a Móstoles, donde me crie en los años 80, muy en la calle. Que me pegaran era el pan mío de cada día. Palabras mayores para el niño que era, por tantas y tantas cosas que vi, que viví y que me marcaron... Mis raíces se encuentran en Sotillo de la Adrada (Ávila) por parte de mi padre y en Valdepeñas (Ciudad Real) por parte de mi madre. Soy fruto de ellos. Familia de emigrantes que buscaban progresar en la gran urbe. No crecí mucho, ni con mucho. Fui un niño muy bueno. Casi siempre estaba jugando, sobre todo al fútbol y a las chapas.
Desde muy niño tuve claro lo que quería ser de mayor: quería ser Periodista. Con unos amigos del cole y siendo un mocoso todavía, empezamos a hacer una revista semanal. Estuvimos mucho tiempo con ella. Llegamos incluso a tirar bastantes ejemplares y a distribuirlas por el barrio, todas hechas a mano por nosotros. Artesanía pura para los críos que éramos. Me gustaba la poesía y se me daba bien escribir.

 > LA TEMIDA ADOLESCENCIA

😢 Con catorce años mi infancia se truncaba. Por un lado, el fin del colegio, donde yo era un líder. Todos me conocían y me respetaban. A partir de entonces iría a un instituto y a una clase con compañeros que no conocía. Por otro lado, los niños y niñas se desarrollaban y empezaban hacer cosas de adultos. Yo quería seguir jugando y seguir siendo un niño. Frustrante. Por si fuera poco, tuve que dejar el fútbol por las continuas lesiones físicas que tenía. No estaba en mi camino llegar a profesional, a pesar de mi valía. Por último, falleció mi abuelo, con el que tenía un gran vínculo. Era mi primer duelo y no fui capaz de derramar ni una sola lágrima. Tan duro como una roca. 

Entré en la temida adolescencia con miedo, sin poder hablar, ni expresarme, intentando alargar la infancia todo lo que pudiera. Así hasta los 17 años. No tuve éxito. Crónica de una muerte anunciada. Me tocó aceptar y abrirme a un nuevo escenario, donde yo era el último. Enterré al niño que había sido (craso error) y me puse el mundo por montera. Así llegué a la Universidad. Con buena nota y con beca podía estudiar lo que quisiera. Y yo decidí estudiar mi tan ansiada Carrera de Periodismo. Tenía en contra a todo el mundo, que me recordaban una y otra vez el inmenso número de periodistas parados que había por aquel entonces. Me daba igual.

La ilusión que tenía por los estudios de Periodismo duró apenas dos meses. Me decepcioné enseguida por las dinámicas de las clases, los profesores y los exámenes. A cambio, conocí a mucha gente y descubrí una profesión que me fascinaba. Empecé a hacer prácticas en Radio al poco de llegar y ya no dejaría de trabajar como Periodista mientras estuve haciendo la carrera; y por supuesto tampoco al acabarla. Curiosamente fue el boom de los medios digitales y el número de periodistas que estaban parados empezó a descender como si fuera un milagro. También comencé a ser Profesor por aquel entonces. La enseñanza es otra forma de comunicar maravillosa. Hay que hacer lo que a uno le gusta. Los caminos se te van abriendo después.

 > VIDA DE EXCESOS

🎤Empecé a hacer una gran carrera en la profesión periodística, pasando por emisoras de radios, revistas, medios digitales, prensa, televisión... Era joven y me estaba comiendo el mundo, pensaba. Lo que no veía era que el mundo me estaba tragando a mí. Ciego por el dinero y sobre todo por los excesos, la vida me llevaba y creía que yo tenía el control. Nada más lejos de la realidad. Poco iba a tardar mi cuerpo a reaccionar con una serie de enfermedades y dolencias. Por suerte, dejé el alcohol y otros hábitos no deseados, por una chica que nunca había probado ni una gota. Me había enamorado y quise sentar la cabeza. Lo logré, aunque ya era tarde y tendría que pagar las consecuencias. 
Los atragantamientos que sufría cada vez eran mayores y en un par de ocasiones estuve a punto de no contarlo. En una de esas veces que me salvaron la vida, me diagnosticaron una enfermedad rara: esofagitis eosinofílica. El esófago se cierra y no deja tragar. Me lo tuvieron que dilatar en más de una ocasión. Para colmo, asociado a la enfermedad, se me manifestaban intolerancias y alergias alimentarias de todo tipo. Empezaba el calvario.

Por aquel entonces di el salto a la comunicación corporativa, cruzando a la otra orilla para trabajar en una multinacional tecnológica. Cambié la libertad que tenía en los medios por la presión de un departamento de comunicación de una empresa. Se estaba gestando la tormenta perfecta. Había logrado todo lo que me habían dicho que hay que tener para ser feliz. Tenía una pareja guapísima que me amaba, con la que convivía en una casa preciosa y viajaba por todo el mundo. Tenía por supuesto un trabajo que yo había elegido en la profesión que yo había estudiado, con un sueldo abundante lleno de beneficios sociales. Solo faltaba en el pack tener unos hijos educados que no dieran guerra. A cambio de eso, tenía guerra cada día tanto en el trabajo como cuando llegaba a casa con mi pareja, con la que discutía un día sí y otro también. Los ataques de ira, rabia y frustración que sufría puntualmente eran temibles. Era tal el desgaste y presión acumulada, que cuando llegaba el fin de semana en más de una ocasión no tenía fuerzas para nada e iba de la cama al sofá y del sofá a la cama. Así aguanté demasiados años. Recuerdo que la palabra que más repetía para definir cómo me sentía era «alienado», que no era yo. El fin se acercaba.

 > MORIR Y RENACER

💔 Mi pareja y yo estábamos cada vez más distanciados y cansados el uno del otro. Recuerdo poco del último año como pareja, que vino acompañado del fallecimiento de mi hermana, segundo duelo para adentro, donde esta vez me lo lloré todo. Nada me iba bien y todo se juntaba. Apenas tenía energía ni fuerzas para seguir remando en una relación abocada a la nada. 

Así fue como por sí solo llegó el fatídico día. Mi pareja me pidió la separación. Era lo mejor para ambos y tenía que pasar. A pesar de que hubo un gran drama por mi parte, con ese niño interior herido que afloraba y que no sabía ni siquiera que existía, nos lo pusimos fácil y se llevó todo a cabo de forma muy amistosa. Sin quererme despedir de ella, se marchó y me quedé solo en casa. Me sentí vacío y profundamente fracasado. No se lo dije a nadie, ni siquiera a mis padres. Mucha vergüenza y una cantidad de emociones retenidas en mi interior a punto de estallar. No era capaz de controlar mi cuerpo, lleno de temblores como estaba.

Caí en una gran depresión, en un pozo muy hondo y oscuro. Las noches eran sin duda lo peor. Apenas dormía. Lloraba. Sufría sin consuelo. Me venían todos los fantasmas. Pensamientos de todo tipo, a cual más destructivo. Iba al trabajo como un zombi, como un autómata sin sentido, intentando que nadie me viera la cara. Así aguanté demasiado, hasta que un día, se produjo en mi interior una muerte, algo que me destruía por dentro, un final que no sabía si iba a serlo de verdad. De ahí nació una luz en mi interior, unas ganas de querer estar bien, de vivir y de cuidarme, de volver otra vez a ser el que era, el que he sido siempre, con mi alegría, ilusiones y vitalidad perdidas. Fue un morir y un renacer. Nació un compromiso en mí, el más difícil que uno puede alcanzar, el que se adquiere consigo mismo. Me prometí a darme todo aquello que me hiciera bien y a quitarme lo que me hacía sentirme mal. Me comprometí a ser honesto conmigo, a ser valiente, tomar decisiones en mi vida con o sin miedo, a mirarme en mi interior, a calmar las emociones y pensamientos, liberar los dolores y expresar lo que llevaba dentro. En definitiva, amarme por encima de todas las personas y cosas, aunque no supiera cómo hacerlo. Es la voluntad la que nos mueve y así comenzaba el cambio en mí.

«Nació una luz en mi interior, unas ganas de querer estar bien, de vivir y de cuidarme, de volver a ser otra vez el que era»

 > PRIMERAS DECISIONES

🏃 Lo primero que empecé a hacer para mi mayor bien, de forma inconsciente, fue caminar. Salía a las 15:00 horas de la empresa con la jornada intensiva de verano y tras comer me recorría 15 kilómetros en algo más de 3 horas a pie. Era algo maravilloso, porque me hacía sentirme muy bien al estar mi cuerpo liberando pensamientos y emociones. Después en vez de subir a casa me quedaba descansando, con los ojos cerrados, haciendo respiraciones profundas debajo de algún árbol en el parque de mi barrio. Nunca antes había sentido la energía fluyendo y moviéndose por mi interior. Debo reconocer que una sensación así me asustó la primera vez al no saber lo que era, pero me acostumbré pronto. Lo repetía cada día porque me hacía sentirme muy bien. Nadie me había dicho que eso que hacía era meditar. Incluso tuve varias experiencias donde la energía del árbol entraba por mis pies y se me iba a aquellos puntos de mi interior donde tenía alguna dolencia, problema o enfermedad, calmándome. Fue mi primera sesión de Reiki sin saber lo que era Reiki. Ahora me río de estos comienzos. Bendita inocencia.

Además de miedoso, yo era por aquel entonces muy escéptico. Lo curioso es que llevaba años huyendo de personas que hacían distintas prácticas de energía con los que yo me encontraba cada vez que viajaba. Por alguna extraña razón me venían o yo los atraía, pero los rechazaba. 

En esta ocasión eran los árboles los que me estaban introduciendo en algo que yo no estaba muy seguro de adónde me iba a llevar. No había nadie que me estuviera «captando». Yo solito estaba experimentándolo sin nadie que me condicionara. En fin, como todo eso me hacía sentirme bien, dije «adelante». Así empecé a llevar las prácticas de meditación a mi casa y pasados unos meses ya no volví a ser el mismo. Se había realizado un cambio importante en mi interior y mi apariencia externa parecía mostrar el cambio a todo mi entorno, los cuales no dejaban de transmitirme mensajes de lo bien que me veían. Quizás necesitaban gafas.

Las dos primeras decisiones que tomé fueron trascendentales en mi vida. La primera, dejé mi casa y volví al nido familiar. No sé por qué extraña razón, tenía la necesidad de vivir otra vez con mis padres. Después, el tiempo y las experiencias vividas me hicieron abrir los ojos: en la familia estaba el origen de casi todo lo que debía sanar. Por eso había regresado. 

La segunda decisión fue dejar la empresa. Llegué un día al trabajo con mi carta de despido en la mano. Recuerdo las caras de sorpresa de todos los allí presentes, las felicitaciones por un lado y las súplicas de algunos para que me lo pensara... La decisión era firme. Tenía claro que allí no quería gastar más tiempo ni energía mía. Necesitaba vaciarme, escribir y no hacer nada. Me daba igual irme con las manos vacías, perdiendo mucho dinero, sin paro alguno... Mi bienestar y mi salud eran ya mis verdaderas prioridades. Un salto al vacío, lleno de vértigos e inseguridades.

«Un día mientras meditaba me vino la palabra "Reiki". Pensé que era inventada. Jamás había oído hablar de ello antes»

🙏 Posiblemente fue el año más importante de mi vida, un gran autoconocimiento de mi interior y de todo lo que me había ocurrido en mi vida. Empecé escribiendo un libro, que terminó llamándose «Mi ser crece». Amé, reí, jugué, viajé y me pasaron infinidad de cosas. Una montaña rusa de experiencias y sensaciones muy reveladoras. A pesar de ello, mi enfermedad no mejoraba, tampoco las dolencias que tenía y mi estado de salud no era el más deseado. 

Un día, mientras yo meditaba, me vino la palabra «Reiki». Pensé que era fruto de mi imaginación. Jamás la había oído antes. La busqué en Internet y para asombro mío, existía. Después de leer un poco acerca de lo que decían que era el Reiki, me dije «vamos a probarlo». Así me apunté a hacer el curso de nivel 1

Al Reiki me abrí con toda la ilusión del mundo, con los ojos de un niño, abiertos de par en par, aunque también con la prudencia, el miedo y el escepticismo del adulto que era. Ya había experimentado la energía antes, pero los primeros contactos con la energía Reiki me superaron por completo, debo confesar. No había parangón. Lo que experimenté fue mucho más de lo que podía esperar, ya que iba sin ningún tipo de pretensión o interés especial. Me sorprendió y me fascinó por igual. 

El Reiki encajó perfectamente en mí como un anillo al dedo. Tan fácil, tan simple, tan natural, sin aderezos externos ni necesidad de pensar. Una práctica sencilla, que me conecta a mi verdadero ser, a mi esencia, a mi fuente, a mi luz. Es como estar en la nube y a la vez pisando tierra.

 > EFECTOS DEL REIKI

😊 Empecé a experimentar los efectos del Reiki al poco tiempo, día tras día, semana tras semana. Liberación de bloqueos, equilibrio, paz interior, estar centrado y enfocado en mí, en plenitud, con más vitalidad, sin dolores... Podría resumirlo en dos palabras: «salud y bienestar»

Además de ello, se me abrió una ventanita muy pequeña, que con el paso de los años se me ha hecho cada vez más y más grande. Me estoy refiriendo a lo que llevamos a nuestra espalda, a lo que no vemos, a nuestro inconsciente. Todas mis experiencias de vida, de todo lo que me ha ocurrido a lo largo de los años, se me iban revelando capítulo por capítulo, sin prisa, por fascículos, no a través de imágenes, sino haciéndose presente poco a poco para que yo fuera armando el puzle de mi vida, para tomar conciencia y tener una mayor perspectiva de cómo habían sucedido las cosas y por qué. Causa y efecto. Qué bonito es el Reiki y qué maravillosa es la vida cuando todo cobra sentido.

De esta forma comencé mi camino de autosanación con Reiki: aceptando, perdonando, poniendo en paz y trascendiendo todas y cada una de las experiencias de vida que me habían afectado. Empecé también a ser consciente de mis comportamientos, roles, miedos, creencias, idealizaciones, orgullos, rigideces, decretos, intolerancias, deseos, compulsiones, permisiones y actos que me habían conducido a las dolencias, enfermedades y malestares de mi interior. Luego hay que asegurarse de no repetirlos. Así es como uno de verdad crece.

Qué diferente es actualmente mi vida. Atraigo ahora experiencias y personas preciosas que vibran en mi misma sintonía. Todo mi entorno ha cambiado, porque yo mismo he cambiado. La vida ya no parece tan dura, impactante, cruel y amarga como antes. Ahora es más amable, amorosa y acogedora. Con seguridad me abro a la vida y a las personas sin miedos, supersticiones ni rechazos. Ya no es necesario protegerse. Todo fluye sin esfuerzo a su debido momento y todo lo que me acontece es para mi mayor bien. Me provee y me da abundantes frutos. No existe la prisa. Disfruto del viaje y me relajo.

«Fui armando el puzle de mi vida para tomar conciencia de cómo habían sucedido las cosas y por qué»

 > EL PROCESO DE SANACIÓN

✨ No existe varita mágica. Sanar es un proceso que lleva su tiempo. Gracias al Reiki cada día estoy mejor. Muchas son las heridas y traumas que ya he trascendido y superado: maltrato, manipulación, sometimiento, dominación, humillación, censura, soledad, rechazo, injusticia, abandono, engaño, traición, dependencia, sobreprotección, falta de valía, de validación, de aprobación...
 
Cada vez que pongo en calma una situación, obtengo una transformación en mi interior, que después se proyecta en mi vida terrenal logrando resultados sorprendentes. Hay tanto por poner en paz, que es imposible aburrirme con Reiki. Es como un videojuego, donde voy avanzando, superando etapas y completando niveles. Parece que no tiene fin, porque no veo la meta. Además, cuando termino de cerrar un tema, ya tengo otro esperando para empezar a trabajarlo. 

Mi niño interior a día de hoy está muy trabajado, integrado, atendido y sanado. Mi adulto es un niño consciente, que nada necesita y nada le falta. Si vienes a terapia conmigo, tarde o temprano podrás realizar este maravilloso proceso de sanar el niño/a interior, donde será un placer para mí guiarte respetando tus tiempos. Podrás recuperar tu esencia y conectar con tu verdadero ser, sin remover nada que no estés preparado/a para trascender, desde la paz, la reconciliación, el abrazo y la alegría. Todo lo bueno que tiene una persona está en el niño/a que un día fue. La clave para alcanzar todo lo que quieres en tu vida pasa irremediablemente por tener en paz lo vivido.

Como Terapeuta ayudo a personas como tú a ver aquello que está en el inconsciente y que no has relacionado, a descubrir por qué estás viviendo determinadas situaciones personales, por qué tienes esos síntomas, dolores, enfermedades... Te ayudo a ver de dónde viene todo lo sucedido, cuál es la causa-origen de tus problemas o bloqueos. De esta forma es más fácil después poder avanzar y empezar a estar mejor a través de una serie de cambios o de gestiones internas.

 > LOS VERDADEROS MAESTROS

💜 Mi mejor versión no ha aflorado todavía. Soy un inconformista. Todavía puedo estar mejor. Por eso sigo haciendo Reiki solo por hoy cada día desde hace años. Por eso me hice Maestro de Reiki. Por eso soy hoy día Terapeuta. Me di cuenta que compartir con las personas todo lo que sé a nivel terapéutico, no solo os ayuda a vosotros, también me sirve a mí a ver los desequilibrios que tengo todavía en mi interior, como un espejo que me muestra aquello que está oculto. Me doy cuenta de lo mucho que me queda por recorrer, porque en este camino estamos todos y entre todos nos ayudamos. Por eso soy Terapeuta y Maestro. A cambio, yo os guío y acompaño en vuestros procesos personales y os explico cómo superarlos de la forma más suave y efectiva. Todo el que llega a mí es mi maestro/a, mi verdadero maestro/a.

Considero que el Reiki es un regalo que hay que poner a disposición de todos los que anhelan conocerse interiormente. Te aporta conciencia, purificación, bienestar, confianza, equilibrio y tranquilidad para afrontar tus procesos personales y las situaciones que vives en tu día a día. Es lo que me gusta enseñar, además del método y la técnica.

Jamás pensé que iba a trabajar en el ámbito de la Salud. Soy Periodista y lo sigo siendo, aunque actualmente me dedico en exclusiva y de forma profesional al Reiki. Esa búsqueda de hallar la verdad sigue presente en mí, en pos de visibilizar todo lo que está oculto en mi interior, de sacarlo a la luz, liberarlo, expresarlo y difundirlo, desde la paz, el amor y la libertad. Todo lo que he hecho anteriormente en Periodismo me vale ahora para poder transmitir y comunicar con palabras lo que hago a nivel terapéutico, tanto en los cursos como en las terapias. Algo que me agradecéis por la claridad con la que me esmero en explicaros eso que tenemos en nuestro interior y que a veces es tan difícil de entender cómo ocurre todo.

Si llegas a mí es porque estás preparado/a para seguir avanzando. Quiero que descubras y experimentes el Reiki en todo su esplendor, sientas la energía y conectes con tu verdadera naturaleza interna, con tu poder personal y luz propia, con todo lo que ya eres y aún no has desplegado. Será un placer para mí conocerte y escuchar tu historia de vida. Con mucho cariño: David 😘

★★★★★

David es un maestro maravilloso, me he sentido super cómoda. Más que recomendado para el que quiera expandirse y encontrarse.

MACARENA HERVAS

★★★★★

Ha sido un privilegio aprender del maestro David que transmite de forma clara y sencilla los principios del Reiki.

SILVIA PÉREZ VELASCO

★★★★★

David es un ser especial, es un alma muy sabia y un excelente Maestro. Gracias David por la Enseñanza y Sabiduría compartida.

CRISTINA PINACHO

★★★★★

David es un maestro que explica todo con mucha claridad, que transmite mucha calma, paz, luz.

RAFAEL ALONSO NANTON

★★★★★

Mi experiencia con David es recibiendo sesiones de Reiki, puedo decir que es un gran profesional y un terapeuta empático sabiendo trasladar su sabiduría, una gran persona.

JUAN PEDRO TORRALBA

★★★★★

David transmite lo que vive y con su experiencia de vida posee un gran conocimiento de muchos temas. Ha sido un placer participar.

MARIA

★★★★★

El maestro David es lo mejor que le puede pasar a uno, no existen palabras de agradecimiento en el diccionario y no me canso de darle las gracias.

IONELA VLAD

★★★★★

Conocer a David fue algo muy único. En seguida conectamos porque es una persona que sabe mirarte y sientes que te ayudará siempre allá donde esté. David es mágico.

PALOMA RAMOS

★★★★★

 David es un hombre con tanta sabiduría que muy sutilmente te hace ver tus heridas internas y las de los que te rodean, y empiezas a ver las cosas desde otra perspectiva.

MARIA ARTES

★★★★★

 En David se juntan tres cosas que hacen de esta experiencia algo especial: su capacidad de comunicación, su pasión por lo que hace con Reiki y su humanidad que te acompaña durante todo el proceso.

MARTA SESMERO MUÑOZ

★★★★★

No tengo ni la más mínima duda que David es el mejor profesor de reiki que hay en todo Madrid, si no España. Cómo se explica y las técnicas que usa son increíblemente efectivas y claras. Estoy super agradecido.

IGNACIO BLANCO

★★★★★

¿Qué puedo decir de David? Pues, es una persona de una calidad humana grandísima! Puedo decir que la implicación en ayudarte va más allá de lo que le puedas ofrecer por sus servicios.

ISRAEL PALACIOS

Share by: